miércoles, 20 de enero de 2010

La Casa del Director


Navegando en Google, tropecé con este artículo que redacté hace casi 10 años para el periódico estudiantil Vértice, La voz del estudiante. Me pareció simpático compartirlo pues, seguramente, muchos liceístas se acordarán de este famoso periódico que por tantos años dio de qué hablar entre los pasillos estudiantiles de nuestro querido Liceo de Costa Rica.



La Casa del Director

¿Un sueño hecho realidad?


Los estudiantes del Liceo quieren saber la verdad ante la detención de los trabajos de restauración que se hacían en la zona.



A principios de este siglo, una construcción destacaba por su gran belleza estructural. Su función, no era la de albergar los dirigentes educacionales más destacados de este siglo en Costa Rica, sino la de ser el organismo encargado de velar para que los privados de libertad cumplieran su condena. En otras palabras, la Casa del Director o Casa de la Cultura liceísta, como es llamada en la actualidad, fue construida en sus inicios para ser una habitación de los guardas de una cárcel, al igual que sus edificaciones hermanas, los edificios del este y del oeste, que estaba destinados a ser celdas.

A partir de la reforma educativa de Don Mauro Fernández, surgió la necesidad de tener una institución de educación superior gratuita, para que la población, en general, pudiera disponer, sin las presiones y condicionamientos de la Iglesia Católica.

Desde el asentamiento del Liceo de Costa Rica en este complejo, la casa ha hospedado a todos los directores; su función como tal finalizó con Don Norman Sequeira, última persona que disfrutó de ella.

Desgraciadamente, el paso de los años, hizo que la terrible condición estructural de esta, desechara la posibilidad de que alguien más pudiera vivir allí, por lo que, el entonces director Don Antonio Bonilla Zarceño empezó un ambicioso proyecto de restauración de la misma.

El departamento de Artes Industriales ocupó dos habitaciones para trabajar con los alumnos, y los conserjes utilizaron otros dos salones. Se dice que esta decisión le provocó más daños al edificio, por cuanto, el Ministerio de Cultura Juventud y Deportes paralizó las obras.

Durante 1998, un grupo de egresados de nuestra Institución, entre los cuales destaca Don Alfredo Marín, inscribieron a La Casa del Director en un concurso organizado por el M.C.J.D, esta se ganó el premio, el cual consistía en 20 millones de colones para la restauración, utilizados en 1999.

Éste presupuesto, fue manejado en su totalidad, por el M.C.J.D, que contrató a una empresa llamada RILOBA. La empresa procedió los trabajos de restauración de la Casa, pero, cuando se acabó el dinero, se marchó. Uno de los estudios dice que el inmueble tiene serios daños estructurales, especialmente por la madera, que fue restaurada desde la base hasta el techo y se le pasó un insecticida que la protegería durante mucho tiempo del comején.

Cuando los 20 millones se terminaron, el M.C.J.D entregó el edificio. Retomando un viejo proyecto que data de las festividades del centenario, se convirtió la Casa del Director en la Casa de la Cultura Liceísta, un museo para que egresados, estudiantes y público en general, pudieran admirar todos los objetos de valor histórico, trofeos e infraestructura centenaria que posee el Liceo. Por eso es, que durante la remodelación de la Casa, todas las habitaciones fueron condicionadas para ser salas de exposición.

Es una lástima que hasta el día de hoy, por pequeños detalles que faltan por finiquitar, no se pueda inaugurar la Casa, para disfrute de todas las nuevas generaciones que han entrado y que faltan por venir.

Según las declaraciones del actual Director del Liceo de Costa Rica. El Msc. Marco Aurelio Medaglia, el costo aproximado de los arreglos inconclusos asciende a 8 millones de colones. Entre aquellos, se encuentran: poner vidrios, tuberías, puertas, etc. Ante la interrogante del porqué no se pide ayuda al Ministerio de Educación o al M.C.J.D, el Sr. Director respondió que en estos momentos no hay presupuesto en ninguno de los dos, y que además, una campaña de recaudación de fondos con los egresados y estudiantes, no es una necesidad "prioritaria".

Carlos Enrique Alvarado Briceño
Sección: 10-5





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